Nº 1529– 13 de Octubre de 2013
Dijeron los sabios antiguos que las palabras sinceras no son agradables, y las agradables no son sinceras. El hombre bondadoso no ama discutir, y el discutidor no es bueno, sino disputador, contencioso, arrogante y querelloso. El sabio no quiere relacionarse con los disputadores de este siglo. Tampoco es sabio quien Leer más…