Jesús: El Portal

Publicado por Unánimes en

“Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día.”  (1 Corintios 15:3-4)  Sólo ÉL puede decir esto de sí mismo. Nadie más ha muerto por nuestros pecados y ninguno ha resucitado de la muerte, sino Jesús el Hijo del Dios Vivo y Verdadero. Por eso, ÉL puede decir: “YO SOY la Puerta; el que por Mí entrare, será salvo.”  (Juan 10:9)  Jesús es el Acceso a la Vida Eterna, a la Vida de Dios el Eterno, a la Vida Auténtica y Plena. Hoy en día pasamos a través de muchas puertas.  A veces son “portales” de información digital en internet.  Tenemos a nuestro alcance montones y montones de datos, noticias, y conocimiento casi sin fin. Nos faltarían vidas para ver, leer y asimilar todo lo que abrimos en nuestro teléfono móvil, que se ha convertido en una puerta a cantidades ingentes de datos y de contactos con personas de todo el mundo.  Pero, por ricas e interesantes que nos parezcan esas conexiones, no tienen parangón con el conocimiento de nuestro Señor y Salvador. La entrada en los portales de redes sociales, por muy entretenida que sea, no se puede comparar con el acceso a la Puerta que es Jesús: Dios Verdadero y Hombre Verdadero. Buscamos en la pantalla esas relaciones a distancia, virtuales, que nos enganchan incluso, si no estamos atentos.  Pero la relación de Salvador a salvado, de Señor a siervo, de Maestro a discípulo, no tiene ejemplo ni pequeñamente aproximado en el universo digital.  Ni aún el metaverso se acerca en absoluto a la experiencia plenamente enriquecedora de entrar a través de Cristo y conocerle íntimamente. Todo a nuestro alrededor, no sólo las pantallas, está maltrecho por el pecado; está como poco defectuoso. Sí, cierto, podemos ver en todo lo creado una sombra de la Belleza Sublime del Creador… pero es sólo eso: una sombra, un reflejo oscurecido por el mal.  Es muy urgente que decidas de una vez entrar del todo por la Puerta que es Cristo.  Entrar y salir a una dimensión nueva, a una experiencia totalmente saciante para un apetito que parece insaciable. Sólo los verdes pastos del Buen Pastor bastan.  Pastor Antonio Martín Salado

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