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Nº 1354– 23 de Mayo de 2010

¿Qué parte nos toca a nosotros para ser obedientes a la voz del Espíritu Santo? Sencillamente, consentir, permitir, dejar que el viento del Espíritu mueva nuestra embarcación. ¿Y cuál es la parte suya? Transformar nuestros corazones y nuestras mentes, conduciéndonos Leer más