Nº 1358– 20 de Junio de 2010

Publicado por CC Eben-Ezer en

La importancia de la fe se desprende de seis Escrituras cortas, claras y concisas:

Hebreos 11:6: “Sin fe es imposible agradar a Dios.”

Romanos 14:23: “Todo lo que no proviene de la fe, es pecado.”

Habacuc 2:4; Hechos 26:18; Romanos 5:1; Hebreos 10:38:

“El justo vivirá por fe.”

La fe nos es dada para que por ella vivamos, no tanto para que creamos cosas, por buenas y ciertas que sean, pero que no servirán de mucho mientras permanezcan en nuestra mente como conceptos abstractos, sin convertirse en realidades vivenciales,

Conocer a Dios nos conduce suavemente a confiar en Él con todo nuestro corazón.

De esto se deduce que si no confiamos en Él, si no nos fiamos de  Él con todo nuestro corazón, es por que no le conocemos.

Conocer a Dios es el resultado de estudiar su Santa Palabra, practicar la oración y servir a nuestro prójimo en sus necesidades.

Cuando hacemos esas cosas, movidos por el Espíritu Santo, éste revela más y más a Jesucristo en nuestros corazones.

La fe es fruto del Santo Espíritu de Dios. No es algo que podemos nosotros producir por nosotros mismos.

El pensamiento positivo no produce la fe, sino que, antes bien, es la fe la que produce pensamientos positivos, limpios y santos.

Podemos conocer la iglesia del Señor, pero no conocer al Señor de la iglesia.

Asegurémonos de estar viviendo por la fe: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1).

Mucho amor y mucha fe.

Joaquín Yebra,  pastor.

 

 

Categorías: Año 2010