Nº 1.900 – 29 de Noviembre de 2020
«Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía» (Salmo 133:1)
La búsqueda de la armonía requiere un esfuerzo y trabajo constantes. Siempre debemos cuidarla como agentes de conciliación. Donde hay desencuentro buscar el acuerdo. Negociar, pactar, cediendo para que el consenso pueda triunfar. Si somos parte de un conflicto tenemos que preguntarnos lo que podemos hacer para resolverlo de manera satisfactoria para todas las partes. Ponernos de acuerdo con nuestros adversarios, es un mandamiento de Jesús. Primeramente oremos por la situación y por las personas involucradas o envueltas en el enfrentamiento. Pidamos al Señor sabiduría para ser siempre parte de la solución y no del problema. El Señor que quiere la paz y la armonía, nos acercará a un desenlace tranquilo y amoroso. Recordemos que más bienaventurado es dar que recibir. Y también que al que nos pida, algo tenemos que darle. Seamos muy generosos en todos los aspectos, recordando como el Señor es generoso y misericordioso con todos, empezando por mí mismo. Tratemos como nos gusta ser tratados y la armonía perdida volverá. Seamos muy pacientes con todos, usando la misma paciencia que el Señor tiene para con cada uno. Y no olvidemos que, en la mayoría de los casos, tenemos conflictos con familiares y seres queridos que nos han ayudado en el pasado. Tengamos memoria agradecida y recordemos que el Señor enviará bendición y vida eterna donde se convive en armonía.
Pastor Antonio Martín Salado