Nº 1.894 – 18 de Octubre de 2020
«Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y satanás, el cual engaña al mundo entero ; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.» (Apocalipsis 12:9 y 10)
El Señor está obrando de maneras maravillosas en medio nuestro. Vivimos un tiempo especial de Dios para Su iglesia y para la humanidad. La bendición es palpable y se aproxima un avivamiento grande. ¿Qué hará el enemigo y sus ángeles caídos? Acusar, acusar y acusar… Es la mayor arma contra los redimidos para intentar desviarnos de la tarea encomendada. Siempre, tristemente, no faltarán los acusadores de los hermanos. Los que le hacen el juego y el trabajo sucio a satanás. Son los que te juzgan constantemente y hablan mal de ti, mintiendo. ¡Cuidado con aquellos que siempre están acusando a otros y nunca reconocen sus errores y pecados! ¡Cuidado con los presuntamente «ungidos» que están sobre el bien y sobre el mal como si ellos fueran inmunes a la tentación y a la caída! ¡Cuidado con los que tienen que asegurar su presunta santidad, siempre criticando, juzgando y acusando a otros! ¿No te estará usando el malo si te dedicas constantemente a acusar a los demás? Dios nos libre de los acusadores de los hermanos. Y nosotros no hagamos caso de ellos y de sus acusaciones. Busquemos al Señor, la comunión con Él y con todos los que se dedican a edificar.
Que el Señor nos dé a todos una estupenda semana, y acuérdate de orar también por los que te maldicen para que seas un hijo de Dios alegre.
Pastor Antonio Martín Salado