Nº 1.864 – 22 de Marzo de 2020
El Señor es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa del Señor moraré por largos días.
Salmos 23
Hemos pasado de la sorpresa y la tensión, a la asimilación de lo que está ocurriendo. Ahora, nadie debería pensar que esta enfermedad no va con él. Todos somos responsables de la salud de los demás y no sólo de la nuestra.
En medio de todo esto, la Voz del Señor se abre paso para recordarnos esta canción que compuso David. El Señor es tu Pastor. Él es el Pastor de todos los que se dejen guiar por Él. Nada les falta a los que así se conducen. Él nos quiere dar descanso en medio de todas estas circunstancias difíciles. Él quiere confortar la mente, el corazón y todo el cuerpo. Él quiere siempre reconducirnos a caminos más justos todavía. Él quiere quitarnos completamente el miedo a la muerte y a cualquier otra cosa. Él quiere comunicarnos su respiración para que no nos ahoguemos. Él pone la mesa en casa y la llena de alimento. Quiere ungir cada mente con la claridad de Su Espíritu. Él quiere darnos alegría aún en tiempo de crisis. Nos mostrará su bondad y su misericordia. Y nuestro hogar puede ser hoy y mañana, un anticipo de la casa del Padre.
Que así sea.
Pastor Antonio Martín Salado