Nº 1.859 – 16 de Febrero de 2020

Publicado por Unánimes en

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.  Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 

El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.  Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.  Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara.  Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.  Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.  Seguid el amor, y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.  Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios, pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.  Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.  El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.”  (1 Corintios 13:4 al 14:4)

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