Nº 1.854 – 12 de Enero de 2020
“Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.” (Efesios 5.14)
Cada día que pasa soy más consciente que la fe es un despertador y la luz de Cristo es absolutamente necesaria para ver la realidad de la injusticia del pecado. Cuando vivíamos en nuestros pecados, estábamos muertos a la justicia y muertos para la verdad. Éramos incapaces de ver lo equivocados que estábamos por nuestra condición de destituidos de la gloria divina. Pero cuando Cristo “La Luz” nos alumbró, entendimos el mal y la injusticia en la que estábamos sumidos. Cuanto más tiempo pasa y más nos da “La Luz” más claro vemos el bien y el mal. Nos damos cuenta del progreso de “La Luz” hasta que lleguemos a su máxima intensidad y todo quede al descubierto. ¡Gracias al Señor por ser como es y amarnos como nos ama! ¡Gracias a Jesús por despertarnos de una muerte en vida! Pero he sido alumbrado no sólo para mí, sino también para alumbrar a otros. Dios quiera que este año seamos valientes para querer ser parte del despertar de otros. Los “muertos vivientes” son peligrosos: devoran carne humana. Cuando nosotros éramos también “zombis” atacábamos con crueldad a los demás. Ahora, si somos de Cristo, no podemos vivir de otra forma que amando a todos con su eterno amor y no dejando al hermano envilecido por el pecado en su tremendo error. Merece la pena hacerlo siempre bajo la dirección soberana del Espíritu Santo. ¡Ánimo valientes! ¡Él nos gobierna!
Pastor Antonio Martín Salado