Nº 1.831 – 4 de Agosto de 2019
“Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2)
La ley de Cristo es el amor. La unión en la iglesia sólo se puede mantener desde el amor. Y el amor sólo se expresa si estamos dispuestos a compartir las cargas insoportables de llevar uno solo. Decir que amamos al Señor y a los hermanos es gratis. Debemos demostrarlo cuando aliviamos cargas ajenas y propias que podrían aplastarnos si las pretendemos llevar en solitario. El mero hecho de compartir un grave problema con los pastores, verbalizarlo, hablarlo juntos, ya es per se una descarga muy importante. Juntos podemos buscar la solución en las Sagradas Escrituras, orando unidos y rogando la intervención o respuesta del Señor. ¡Cuantos problemas parecen mucho más grandes de lo que son cuando pretendemos abordarlos individualmente! ¡Cuantas veces no vemos salida porque no pedimos asistencia o consejo! Estemos asegurados que el Buen Pastor que es Jesucristo ha constituido a pastores para ayudarte y traer luz donde sólo hay oscuridad. No luches tú solo hermano o hermana con esa pesadísima carga que no te permite moverte. Es urgente que la compartas con los que estamos dispuestos a ayudarte. Recuerda que Eben-Ezer significa Piedra de Ayuda. Eso sí, no nos pidas, ni pidas a otros, que llevemos tu propia carga (entendida como tu propia responsabilidad). Eso es otra cosa. También está escrito que cada uno llevará su propia carga. No intentemos aprovecharnos de los hermanos descargando en ellos nuestro trabajo que perfectamente, con el debido esfuerzo, todos podemos realizar sin “morir en el intento”. El abuso nunca debe darse y menos entre cristianos. Recuerda que lo que siembras es lo que vas a recoger. Doy muchas gracias al Señor por ser una parte del ministerio pastoral de la Comunidad Cristiana Eben-Ezer de la Villa de Vallecas. Y estoy “orgulloso”, valga la expresión, de la mayoría de los miembros de nuestra comunidad. Ruego a Dios que sigamos todos juntos muchos años más, viviendo en transformación constante a la imagen de Cristo. Y para esto, es imprescindible que todos sin excepción recibamos no sólo el ánimo, el amor, la ayuda, el compartir cargas muy pesadas… sino también la corrección con humildad y mansedumbre.
Pastor Antonio Martín Salado