Nº 1.822 – 2 de Junio de 2019
“Bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige; por tanto, no desprecies la reprensión del Todopoderoso. Porque él es quien hace la herida, pero él la venda; él golpea, pero sus manos curan. En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal. En tiempo de hambre te salvará de la muerte, y del poder de la espada en la guerra. Del azote de la lengua serás protegido y no temerás cuando venga la destrucción. De la destrucción y del hambre te reirás y no temerás a las fieras del campo, pues aun con las piedras del campo harás un pacto y las fieras del campo estarán en paz contigo. Sabrás que hay paz en tu tienda: visitarás tu morada y nada te faltará. Asimismo verás que tu descendencia es mucha, que tu prole es como la hierba de la tierra. Llegarás con vigor a la sepultura, como gavilla de trigo recogido a su tiempo. Nosotros lo hemos inquirido, y esto es así. Escúchalo y conócelo para tu propio provecho.” (Job 5:17-27)
Con estas palabras Elifaz, amigo de Job, le profetiza anunciándole que después de tanto sufrimiento, vendrá la cura de parte de Dios. No menospreciemos las profecías… Lo que el Señor nos habló al oído, tenemos que proclamarlo desde las azoteas, aunque la vista de nuestros ojos o las circunstancias actuales apunten en sentido contrario a lo que escuchamos ciertamente y llegó a nosotros como Palabra del Dios Vivo.
Nunca te desalientes, oigo al Señor decir… es la letra del himno antiguo. Pronto, muy pronto, vendrá el avivamiento que estamos esperando y que ya fue anunciado muchas veces. Y esta España se salvará, como también dice el corito. Habrá oportunidad para que todos oigan el evangelio y se conviertan. Poco a poco, la lluvia tardía del Espíritu Santo hará esto.
¡Salud y salvación para todos!
Pastor Antonio Martín Salado