Nº 1.802 – 13 de Enero 2019
“Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepárame para la sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.” (Mateo 26:6-13)
“Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.” (Lucas 7:47)
Esta regla de Jesús se cumple siempre… Si fuéramos conscientes y nos parásemos un momento a pensar todo lo que el Señor nos ha perdonado, amaríamos mucho. No andaríamos escatimando en la obra de Dios. Mientras escribía estas líneas, recordaba todo lo que el Señor me había perdonado… el daño que le había causado innumerables veces… el dolor causado a mi familia y a otros… y todo a causa de mi pecado y de mi maldad. Llegado este punto, el Espíritu Santo te estará recordando de qué te perdonó el Señor en tu vida pasada o no tan pasada…
¿No crees que el Señor se merece lo mejor de nosotros? Aunque viviéramos cien años sobre esta Tierra no tendríamos oportunidad de devolverle al Señor por todos sus beneficios. Y muchas veces olvidamos todo y nos volvemos desagradecidos y también jueces sumarísimos de los demás.
¡¡Gracias Señor por tu inmenso perdón y por tu inmenso amor!! ¿¿Qué vaso de alabastro de perfume de gran precio derramaré sobre mi Señor y Salvador?? ¿¿Cómo daré al cuerpo de Cristo que es la iglesia por amor a su Cabeza??
Pastor Antonio Martín Salado