Nº 1.687 – 30 de Octubre de 2016
Hay quienes no aman su propia historia, por difícil que resulte creerlo.
Es triste que haya personas que desconozcan la posibilidad que Dios nos otorga de escribir capítulos sobre nuestra historia.
Hay infortunadamente jóvenes que a su corta edad se cansaron de caminar.
Dios nos ha creado para dejar huellas a lo largo del camino, por cuanto nadie pasa por la senda de la vida de manera inadvertida. Siempre dejamos una estela tras nuestros pasos.
Es imposible dar pisadas por la vida sin que dejemos huellas junto a las huellas de los demás.
Todos los caminos de la vida están cubiertos por millones de huellas.
Hay entre ellas muchas huellas dichosas de quienes han traído buenas noticias.
Son las pisadas de quienes han anunciado la paz y han compartido felicidad.
Dios espera que no nos quedemos pasivos, anclados en el tiempo y el espacio, sino que cumplamos nuestra misión dejando huellas a lo largo del camino.
En las mentes, en las manos y en los pies de cada uno de nosotros hay un germen de iniciativa para construir un futuro diferente y al mismo tiempo común para todos y cada uno de nosotros.
El Santo Espíritu de Dios nos es dado para evitar el cansancio de la vida que inevitablemente llega acompañado por la disminución de la alegría y la esperanza.
Recordemos que la esperanza es como las hojas de los árboles, a través de las cuales respiramos.
Evitemos caer en el cansancio de la vida, alimentado siempre nuestra esperanza.
Mucho amor, y mucha esperanza. Joaquín Yebra, pastor.