Nº 1512 – 16 de Junio de 2013

Publicado por CC Eben-Ezer en

Bienaventurados aquellos que hacen tiempo para escuchar a quienes nadie escucha, y a quienes su habla no es perfecta, por cuanto quienes tiene oídos para oírles son quienes les ayudan para perseverar hasta llegar a ser comprendidos.”

“Bienaventurados los que ayudan a caminar a quienes no pueden caminar solos en los espacios públicos; quienes ignoran las miradas de los extraños, porque en su compañía pueden los impedidos saber que siempre es posible vencer los obstáculos.”

“Bienaventurados los que nunca presionan pidiendo prisa, ni se apresuran para hacer lo que los impedidos pueden hacer, y para lo cual sólo necesitan tiempo más que ayuda.”

“Bienaventurados quienes saben estar al lado de quienes tienen obstáculos o dificultades para hacer las cosas al ritmo de la mayoría, porque descubrirán que hay muchas sorpresas para quienes tienen paciencia y perseverancia.”

“Bienaventurados aquellos que piden ayuda a los impedidos, por cuanto la mayor necesidad de todo impedido es sentirse necesitado.”

“Bienaventurados somos cuando sabemos que lo que nos constituye en personas no son las peculiaridades de nuestros músculos, ni nuestro herido sistema nervioso, sino la esencia personal, única e irrepetible con que Dios nuestro Señor nos ha dotado a todos y cada uno de nosotros, algo que ninguna enfermedad ni impedimento podrá jamás confinar.”

“Bienaventurados quienes están dispuestos a amar más allá del cansancio; a ser pacientes más allá de la frustración; a compartir esperanza más allá de la desesperación.”

“Bienaventurados todos aquellos que nunca se rinden en su trabajo por acercar a los hombres a la reconciliación que Dios nos ofrece en la bendita Persona de Cristo Jesús.”

Mucho amor y mucha bienaventuranza.

Joaquín Yebra,  pastor.

 

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