Nº 1532– 3 de Noviembre de 2013

Publicado por CC Eben-Ezer en

Treinta radios convergen en el centro de la rueda, pero lo que constituye a la rueda en rueda es el vacío entre los radios…  Lo verdaderamente útil para el carro no son los radios sino el vacío entre ellos.

Con arcilla se fabrican las vasijas, pero en ellas lo útil es su oquedad… Se agujerean puertas y ventanas en las casas, pero el vacío en ellas es lo verdaderamente útil para la casa… Es el espacio no construido en las edificaciones lo que les hace ser útiles y habitables.

Lo que realmente constituye el texto es el espacio en blanco dentro de cada letra, entre letra y letra, entre palabra y palabra, y entre línea y línea. De lo contrario, el texto sería un borrón indescifrable.

De muy poco sirve mirar hacia fuera. Es necesario darse la vuelta y mirar hacia dentro. Fuera sólo hay objetos. El sujeto siempre está dentro.

Fuera sólo está nuestra ausencia. La existencia está dentro. Por eso es que “arrepentirse” es “darse la vuelta”.

¿Qué es lo que estamos mirando? ¿Qué es lo que estamos esperando?

El roble es fuerte hasta que el viento lo abate; fuertes somos hasta que nos perdemos oteando el horizonte.

Estamos hechos de deseos, apegos, anhelos, inquietudes y toda una serie de intangibles que se apoderan de nuestra vida hasta no dejarnos vivir.

Si miramos dentro de nosotros mismos vamos a encontrar esa luz que alumbra a todo hombre, vamos a dejarnos dirigir hacia Aquél que es la Luz del Mundo, quien vino para mostrarnos el Camino al Padre.

No hay mayor tristeza que mirar siempre hacia fuera deseando, codiciando, sin saber cómo saciarnos. Por eso la mayor alegría y el gozo inefable es encontrar al Cristo Viviente por el Espíritu Santo que habita en nuestro interior.

Mucho amor y mucha mirada interior.  Joaquín Yebra,  pastor.

 

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