Nº 1.885 – 16 de Agosto de 2020
Todos nosotros tenemos una gran necesidad en un triple sentido:
- Debemos obediencia a Dios
- Debemos amar a nuestros hermanos
- Debemos hablar del Evangelio a otros
Estaremos llenos del poder de Dios cuando empecemos a admitir esta gran necesidad nuestra.
2.- Tenemos que reconocer lo que nosotros tenemos. Cuando la viuda fue a contar a Eliseo su gran necesidad, él le preguntó “dime lo que tienes en tu casa” y ella dijo: “una vasija de aceite”. Si nosotros somos cristianos, podemos decir lo mismo que aquella mujer, pues no hace falta nada más que querer obedecer al Señor para que el Espíritu de Dios nos llene y gobierne nuestra voluntad (Juan 14:15-17).
3.- Debemos proveer vasos vacíos. La viuda buscó vasos vacíos. El Espíritu no puede llenar lo que ya está lleno. Él puede llenar lo que está vacío. En otras palabras, nosotros debemos hacer sitio para Él. Todo lo cual no es fácil, pues la mayoría de las veces nosotros estamos llenos de nuestra propia fuerza, de nuestra habilidad o quizás llenos de pecado. Pero el Santo Espíritu sólo puede llenar aquello que está vacío. Si estamos llenos de intereses y objetivos propios, no habrá sitio para Él. Si nuestro corazón está lleno de desamor, o de orgullo, o de mentiras, o de amargura… hemos primero confesar al Señor nuestros pecados y vaciarnos de cada cosa con la cual el Espíritu Santo no puede vivir.
4.- Debemos emplear más la oración secreta. Esto fue lo que la mujer hizo: encerrarse en casa con sus hijos como Eliseo le había dicho. Aquí está el secreto de una vida llena del Espíritu de Dios, el que cerremos la puerta de nuestra habitación, dejando todas las distracciones y todas las otras cosas, para buscar al Señor orando. Jesús pasó mucho tiempo orando. Esto nos enseña como el Espíritu viene como respuesta a la oración entendida como diálogo.
(Continuará…)