Nº 1.865 – 29 de Marzo de 2020
Ya habíamos dicho que este año iba a ser “el año de la necesidad de Dios” y no nos equivocamos. Es probable que sea el año donde más personas, que nunca o casi nunca se acuerdan de que existe el Creador, vayan a experimentar su necesidad. Estamos seguros: muchos que no creen en un Ser Supremo van a dirigir algún tipo de plegaria diciendo…”si existes, ¡ayúdanos!” El Señor es nuestro ayudador y así lo va a hacer… Va a ayudar a cada uno según la verdadera necesidad que tiene porque Dios es Amor y Dios es misericordioso. La naturaleza de la ayuda sólo Él la decide y no se equivocará. Para algunos, será ayuda para morir en paz. Como estoy seguro, el Señor ha ayudado y ayudará en el momento de su muerte a miles de personas en las aguas del Mediterráneo o en las costas africanas de camino a Europa. Se ahogaron y se ahogarán en las aguas del mar y tampoco podrán ser velados ni enterrados por sus familiares. Tampoco tuvieron ni tendrán oportunidad de despedirse. Su lecho no fue ni será una mullida cama de hospital, ni tendrán una enfermera o un médico que les coja la mano. Es para reflexionar si podemos seguir viviendo igual cuando la pandemia termine. Si vamos a seguir mirando para otro lado mientras Europa sigue sin acoger a los que malviven como animales en Lesbos. Europa no son sólo los gobiernos, también somos los ciudadanos. ¿Nos levantaremos como Greta se levantó por el planeta? ¿Seremos los cristianos valientes para levantarnos por los “pobres errantes”? ¡¡LEE ISAIAS 58!! ¡Que el Señor os bendiga a todos!
Pastor Antonio Martín Salado