Nº 1.812 – 24 de Marzo de 2018
NO PODEMOS SERVIR A DIOS Y A LAS RIQUEZAS
El que sirve a Dios ha encontrado la mayor riqueza, la perla de gran precio, porque el Señor es la Fuente de todo bien y el Dueño Absoluto de todo: “Mía es la plata, mío es el oro, dice el Señor de los ejércitos” (Hageo 2:8)
Los usureros trabajan para que lo disfruten a la postre los que se compadecen de los pobres: “El que aumenta sus riquezas con usura y crecidos intereses, para aquel que se compadece de los pobres las aumenta.” (Proverbios 28:8)
Para servir a Dios y no servir a las riquezas, tenemos que curarnos la avaricia. La ambición o la avaricia no nos permite ser usados por el Señor y además es fuente de muerte. El avaro siempre está buscando aumentar sus propios recursos o bienes y no pone la mirada en servir al Señor sino en servir al crecimiento de sus entradas. Todo lo que le reporte beneficios estará siempre por delante del servicio a Dios. Por lo tanto, si acaso, dará a su Creador las migajas que le sobren de su tiempo. En todos nosotros, la vieja naturaleza, lo que Pablo llama “la carne” sólo busca el enriquecimiento propio e individual a todos los niveles y en todas las áreas; sin preocuparse por los demás. En la carne, nadie piensa en nadie, aunque se diga que sí, es de boquilla.
Pero si nos abandonamos al régimen, al gobierno del Espíritu de Jesucristo, comenzaremos a amar a todos. Alguien dijo una vez de los falsos cristianos: ‘Dicen que a aman a Dios porque no aman a nadie’
A parte de curarnos de la avaricia, también tenemos que limpiar la mirada. Mirarnos todos con los ojos del Amor. Si miro a los demás para servirme de ellos y no para servirles a ellos, estoy instrumentalizando a mis hermanos. Sólo llenándonos del Espíritu Santo seremos limpiados de nuestro egoísmo, avaricia, ambición y mirada no buena, no benigna.
Si decidimos servir al Señor y no intentar servirnos siempre de los demás sino todo lo contrario, vamos a encontrar la mejor paga como dice el himno antiguo: “Servir al Señor, servirle con fe, que paga tan rica tendré”
Desiste de hacerte rico y sirve al Señor sirviendo a los hombres.
Pastor Antonio Martín Salado