Nº 1.809 – 3 de Marzo de 2019
Con todos los pastores que hablo me dicen que ellos también presienten el avivamiento. El despertar espiritual de España comienza por los obreros cristianos. Es hora de pedir perdón y proceder al arrepentimiento como dice Joel: “Vestíos de luto y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid con ropas ásperas, ministros de mi Dios…” (Joel 1:13). El Señor va a dar una oportunidad a sus ministros que han caído en los pecados del mundo. Ya no se puede tapar nada porque todo va a ser puesto al descubierto. Los siervos hipócritas que predican una cosa y por detrás hacen otra, van a ser quebrantados por el Señor. Y por la benignidad de Dios van a ser guiados al arrepentimiento.
Después de ese arrepentimiento general de muchos que están al frente del pueblo de Dios, vendrá el despertar del resto. Pero tienen que ser pastores avivados los que llamen al genuino arrepentimiento para que venga el despertar: “¡Tocad trompeta en Sión, proclamad ayuno, convocad asamblea, reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños, aun a los que maman, y salga de su alcoba el novio y de su lecho nupcial la novia! Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: “Perdona, Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad para que no la dominen las naciones. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: ‘Dónde está su Dios’?” (Joel 2:15-17)
¿Y cuál será el resultado? “Y Jehová, solicito por su tierra, perdonará a su pueblo. Responderá Jehová y dirá a su pueblo: Yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones.” (Joel 2:18 y 19) El perdón del Señor producirá bendición entre el pueblo de Dios. El Señor ya nos está bendiciendo sobremanera si vivimos conforme a sus mandamientos. Y todo el que nos bendiga (nos ayude) será bendecido y llegará a conocer al Señor con nosotros.
“Las eras se llenarán de trigo y los lagares rebosarán de vino y aceite.” (Joel 2:24). Lo veremos cuando el Señor derrame el Espíritu como nunca lo ha hecho en esta tierra de España.
Pastor Antonio Martín Salado