Llenos del Señor
Efesios 5:18-20 “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”
Colosenses 3:16-17 “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.”
Si no estamos siendo llenados constantemente del Espíritu Santo, nos llenaremos de otras cosas… Muchas veces no hay sitio para el Señor en nosotros, Él no haya cabida en nuestros corazones porque están repletos de cosas de este mundo. A lo mejor no estamos borrachos de alcohol, pero estamos “borrachos” de trabajo, redes sociales, televisión… o algún hobby que ocupa el primer lugar en el tiempo que no estamos ocupados, cuando salimos del trabajo.
“Sed llenos del Espíritu” tiene su paralelo en “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” (Colosenses 3:16) Nos llenaremos del Señor en la medida que meditemos tranquilamente en Su Palabra, buscándole de todo corazón… dejando tiempo para que el Señor en nosotros vaya inundando con sus pensamientos eternos nuestra mente finita… vaya poniendo Su buena voluntad agradable y perfecta implantándola en lo más profundo del ser…. ¿Puede haber un lugar más agradable que estar en Su presencia permitiendo que nos sature de Él? ¿Habrá una situación más perfecta que conocer las dimensiones infinitas de Su amor perfecto para con nosotros?
Cuando estás ahí… no te quieres marchar… Él te convence y te cambia por dentro para que se vea por fuera. Nadie puede encontrarse genuinamente con el Señor en su corazón, en su núcleo, en su desnudez interior, y no experimentar una metamorfosis (un cambio morfológico, una mutación, una muda del ser… despojarse del viejo hombre y vestirse más del nuevo… quitarse ropajes y capas para colocarse prendas bellísimas del carácter de Jesucristo). No podemos vestirnos si no nos desnudamos primero…