Nº 1.933 – 18 de Julio de 2021
“Porque me es impuesta necesidad, y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio.” (1 Corintios 9:16)
Tenemos la tendencia a olvidar el toque místico y sobrenatural de Dios. Si no puedes decir dónde recibiste el llamamiento de Dios, y todo lo que a eso respecta, dudo que hayas recibido tal llamada. Es cierto que puede venir como un rayo de forma instantánea o en forma de un amanecer gradual, pero en cualquier manera que se manifieste, llega hasta nosotros con la sensación de lo sobrenatural. No encontramos todas las palabras para describirlo y viene acompañado de un fuego o un ardor nunca antes experimentado. En cualquier momento podrá estallar el repentino conocimiento de este incalculable, sobrenatural y sorprendente llamamiento que se ha apoderado de tu vida. “Yo os elegí a vosotros” nos dice el Señor. Por tanto, esa elección siempre es clara y contundente. Cuando Dios nos llama a predicar el evangelio, a ser trabajadores en Su viña, viene como una necesidad ineludible ante la que hay que abandonar todo lo que la obstaculice. Dios nos manda y nosotros obedecemos. No hay otra opción o perder el sentido para el que fuimos creados por nuestro Padre Celestial. Si has estado ocultando la gran llamada sobrenatural de Dios en tu vida, pasa revista a tus circunstancias y mira donde Dios no ha ocupado el primer lugar, sino tus propias ideas de servicio o tus talentos naturales. El Señor no se equivoca cuando te llama a lo que te llama: tú no quieras hacer otra cosa distinta mirando tus cualidades. Cuando un varón o una mujer son llamados por el Señor a una tarea específica, no importan cuan desfavorables sean las circunstancias para iniciar ese trabajo o esa preparación previa que puede que Dios nos indique. El Señor proveerá lo necesario. Las fuerzas vendrán y todo se colocará en su lugar. Tú sólo se valiente y obedece dando el paso. Que bueno es ser llamado por Dios y saber para qué estamos aquí. Feliz verano.
Pastor Antonio Martín Salado