Nº 1.929 – 20 de Junio de 2021
«Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación» (Mateo 5:4)
*Bienaventurados los pobres» y «bienaventurados los que lloran» guardan muy estrecha relación. Ya que son los pobres los que suelen pasarse la vida angustiados y llorando. No así los ricos que están saciados de todo y acumulan. Son los necesitados, a los que les falta de todo, los que sollozan por sus carencias. En Lucas 6:21b encontramos el paralelo de Mateo donde Jesús dice: «Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis» y también la afirmación de que se refiere a los pobres, porque los ricos ahora ríen y disfrutan de todos los bienes materiales. Lucas 6:24 y 25 «Mas ¡ay de vosotros ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis». Los amontonadores de dinero, los que no son solidarios y no lloran con los que lloran, tendrán muchos dolores y quedarán excluidos del reino de Dios, a menos que se arrepientan y comiencen a repartir. Pero tampoco es necesario tener mucho dinero para ser «un rico» amonestado por la Palabra de Jesús. Si quiero hacerme rico ya lo soy en mi corazón, donde comienza el pecado. Los ricos abandonan las comunidades cristianas, obviamente para librarse de diezmar y ofrendar. Pues ¿cómo se harán ricos si dan? El Señor tenga misericordia de todos nosotros y nunca caigamos en la tentación de querer ser ricos. Prefiero ser pobre y llorar que no entrar en el reino de los cielos.
Pastor Antonio Martín Salado