Nº 1.925 – 23 de Mayo de 2021
Muchos de los conflictos que surgen en las iglesias son por causa de estar demasiado centrados en nosotros mismos. A veces, vemos la iglesia local como el único ámbito donde el Señor se mueve. Hablamos y pensamos de “nuestra iglesia” y el mismo lenguaje nos delata: “nuestra iglesia”, “nuestros ministerios”, “nuestras vidas”, etc. Pero hay mucho más fuera de nosotros mismos. Ni siquiera yo soy dueño de mí mismo, menos la iglesia en la que sirvo. Todos y todo le pertenece al Señor. Así que sería muy bueno, creo yo, que dejáramos tanto de hablar de “mi vida”, “mi iglesia”, etc. Es “Tu vida y Tu iglesia, Señor”. Y no somos ni mejores ni peores que otras iglesias y que otros hermanos y hermanas. Debemos empezar a levantar la vista y mirar un poco más allá, más lejos. Ver que los campos están preparados para ser cosechados y no circunscribirnos tanto a nuestro pequeño ámbito eclesial. Pienso que es un ejercicio necesario y muy sano, porque si sólo estamos pendientes de “lo nuestro” ponemos obstáculos a que el Señor nos conceda un lugar mayor para la congregación en Vallecas. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” también es para nosotros los “ebenezeritas”. Todos humanamente tendemos a mirar por lo de nuestra familia y está bien que lo hagamos, pero sin olvidar que la familia de Dios es mucho más grande y, fuera del local donde se reúne la iglesia, hay millones de personas que aún no conocen al Señor. Nuestra prioridad como parte de la Iglesia Universal de Cristo es adorarle, servirle y proclamar Su Buena Noticia de Salvación. No olvidemos para qué existimos porque si no somos misericordiosos no alcanzaremos misericordia del Señor.
Pastor Antonio Martín Salado