Nº 1.924 – 16 de Mayo de 2021
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Marcos 16:15)
Esta frase de Jesús sigue retumbando en mi cerebro con fuerza, en estos últimos días. ¿Será porque me estoy olvidando de ésto? Ciertamente, podemos ser laxos en cuanto a este imperativo del Señor. Pero ¿acaso no es este mandamiento el más importante después de amar al Señor con todo el ser y al prójimo como a mi mismo? “Id por todo el mundo” tiene que estar presente en Eben Ezer y en toda la iglesia de Jesucristo. Y para vivir en esta misión cada día, me debe importar la gente. Tengo que sentir carga por todos los que no conocen aún al Señor. Debo sentir responsabilidad y amor por todos los pueblos de la Tierra sin distinción. Jesús dijo que comenzáramos en nuestro entorno más íntimo, local, para ir abriendo el círculo hasta alcanzar nuevos lugares geográficos con el mensaje más importante de la Historia de la Humanidad. Mi mentalidad no puede ser de “gueto” o “club privado”, sino de brazos y manos extendidas. Jesús nos manda ir por todo el mundo porque Él amó y ama a todos sin excepción. Y no ama a unos más que a otros, sino que quiere que todas las personas estén a salvo y vengan al conocimiento de la Verdad. No me puedo acomodar a Vallecas. Tengo que ir más allá. ¿Por qué no pensar en extendernos a otros lugares donde no hay presencia evangélica? Puede que estemos demasiado centrados en nuestro barrio solamente, y el Señor quiera que podamos abrir obra en otro lugar también… Estoy reflexionando en alto y orando al mismo tiempo: ¡Señor! ¡Muéstranos Tu Voluntad Perfecta!
Pastor Antonio Martín Salado