Nº 1.749 – 7 de Enero de 2018
“Así santificaréis el año cincuenta y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus habitantes. Ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia” (Levítico 25:10)
Le estaba dando vueltas a este tema del jubileo, seguramente porque acabo de cumplir 50 años. Y reflexionando sobre su significado, caía en la cuenta de que “el año del jubileo” es un volver a empezar; es darse otra oportunidad; volver al origen de las cosas y las situaciones; volver al estado original o primigenio. El año del jubileo es hacer “tabula rasa”, volver cada uno a su posesión, a su terreno, a su ser interior abandonando la enajenación que el pecado ha producido en nosotros. Es regresar cada uno a sus asuntos sin interferir en las vidas de los demás.
El año cincuenta es también el tiempo de volver cada uno a su propia familia; echar raíces con los tuyos dedicándoles el tiempo necesario y recuperando lo que el malo “¡Dios le reprenda!” nos ha robado por no estar atentos. Es pues una oportunidad que el Señor nos ofrece para rescatar relaciones estropeadas y volver a ser familia con la familia en la carne y con la familia de la fe.
El año del jubileo es también el grito anunciando libertad a todos los cautivos por deudas y faltas de perdón. Es la oportunidad tan esperada de sentirse libres de cualquier atadura y peso para avanzar como bienaventurados en un nuevo año, en una nueva jornada.
El año del jubileo es para ser santificado, apartado, guardado y obedecido como todos los mandamientos de Dios nuestro Señor. Como cristianos no creo que debamos esperar 50 años para tener un “jubileo” o “júbilo” en nuestro medio, sino que como dice el Señor “He aquí Yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5) y aunque ésto es en su total plenitud al final de los tiempos cuando Dios haga un cielo nuevo y una tierra nueva, y toda lagrima sea enjugada, podemos empezar ya a practicar un jubileo de vez en cuando.
Experimentar júbilo es algo que todo el mundo anhela… Sigamos las instrucciones que nos da el Señor para vivirlo de manera auténtica y genuina.
Feliz año 2018. Mucho jubileo y mucho amor.
Antonio Martín, pastor.