Nº 1614– 7 de Junio de 2015

Publicado por CC Eben-Ezer en

Un día decidí escalar por la estatua de un gran hombre, y descubrí que estaba hueca.

Otro día descubrí que despertando ideas se despierta el futuro.

Nuestros jóvenes quieren ser adultos, pero nuestros gobernantes no se lo permiten.

También me han dicho que un pensador indeseable, como yo, debería haberse jubilado antes de empezar a trabajar.

Mi tío decía que los estados no luchan contra la corrupción, porque la corrupción suelen ser ellos mismos.

Uno de los grandes problemas de la humanidad radica en que los estúpidos están seguros de todo, y los inteligentes están llenos de dudas.

Nadie debería creerse perfecto, y nadie tampoco debería preocuparse demasiado por no serlo.

Convivir con un perfeccionista es un martirio indescriptible, ¿o no?

El estado llama “ley” a su propia violencia, y “delito” a la protesta del pueblo.

No busco dominar ni ser dominado; sólo busco que me dejen pasear y ver la mar.

Si un hombre sueña, sólo es un sueño; pero si muchos hombres sueñan, es un principio de realidad, y si se juntan hay que llamar a las fuerzas de orden público para que los reprima.

Hay un mundo nuevo que algunos hombres llevamos en nuestro corazones, y sentimos que crece cada día.

Yo amo una patria universal, sin límites y sin fronteras; una patria común cuyos intereses pertenecen a todos los hombres, como nos pertenecen el aire, la luz y el calor del sol. ¿Qué dices? ¿Que eso es utópico y un sueño? Pues si te has  cansado de soñar, déjame a mí que siga soñando; que  correr contra el viento es la única forma de emprender el vuelo.

Mucho amor.  Joaquín Yebra,  pastor.

 

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