Nº 1566– 6 de Julio de 2014

Publicado por CC Eben-Ezer en

Estar bien con Dios a menudo significa tener problemas con los hombres, al menos con algunos.

Por otra parte, la comodidad y la prosperidad materiales nunca han enriquecido al mundo como lo ha hecho la adversidad.

Del dolor y de los problemas han surgidos las canciones más dulces, los más conmovedores poemas y las historias más apasionantes.

Del sufrimiento y de las lágrimas han surgido los más grandes espíritus y las vidas más bienaventuradas.

El mundo necesita hombres y mujeres dispuestos a sufrir por los demás, a sufrir como Jesús, a ser tolerantes como nuestro Señor.

Dios espera a mujeres y hombres dispuestos a entrar en la carrera de la vida ignorando el dolor y dejando atrás los obstáculos.

La Iglesia del Resucitado no nació ni se desarrolló desde la comodidad, desde el reconocimiento del estado secular, sostenida ni ayudada por los poderes mundanos, sino siendo perseguida; pero aquella persecución no fue impedimento para su santidad y crecimiento.

La comodidad resultante de la unión de la “cruz y la espada”, del “altar y el trono”, marcó el comienzo del declive del cristianismo, sólo creciente en apariencia en los momentos en que fue impuesto bajo el poder secular opresor.

Nuestro Señor sigue queriendo una iglesia pobre, pero rica en misericordia; un pueblo sencillo y ligero de equipaje que anda por los Mandamientos Divinos bajo la Gracia soberana de Dios, confiando en la misericordia de nuestro Redentor, hambrientos de su Santa Palabra y sedientos de su glorioso Espíritu.

Mucho amor.

Joaquín Yebra,  pastor.

 

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