Nº 1558– 11 de Mayo de 2014

Publicado por CC Eben-Ezer en

En la magnífica obra de Clive Staples Lewis (1898-1963), “The Screwtape Letters” (“Cartas del Diablo a su Sobrino”), éste le da un consejo al diablo novato probado sobre cómo evitar que los humanos piensen en Dios:

“No hay nada que obstruya la mente de los hombres más y mejor, para evitar que éstos piensen en Dios, que la ansiedad. Dios quiere que piensen en lo que deben hacer, pero nuestro negocio consiste en hacerles pensar solamente en lo que les sucederá. Tu víctima, el alma a la que quieras tentar, habrá de caer en la trampa de que no ha de someterse con paciencia a la voluntad de Dios, de que no habrá de aceptar con paciencia la tribulación por la que haya de pasar. Nuestro negocio ha de consistir en hacer pensar a nuestras víctimas sólo en aquello que teman.”

La ansiedad que erige una barricada entre nuestra mente y Dios nuestro Señor, puede convertirse en el instrumento que nos haga conscientes de la presencia de Dios en nuestra vida.

Cuando conscientemente soportamos algo doloroso por amor a Dios, somos hechos conscientes por el propio Espíritu Santo de la presencia del Dios por quien soportamos el dolor.

La próxima vez que pasemos por una ansiedad, no oremos a nuestro Señor pidiéndole que nos libre de dicha ansiedad, sino más bien roguemos a Dios que nos conceda la fortaleza necesaria para soportarla.

Si hacemos esto, experimentaremos una paz más allá de nuestra comprensión.

En medio de la tumultuosa ansiedad, seremos hechos conscientes de un punto en el que se halla Dios nuestro Señor.

La presencia del Bendito se hará notoria en medio del mar agitado de ansiedad que estemos atravesando.

La auténtica resignación consiste en presentar nuestros temores y ansiedades al Redentor de nuestras vidas.

Mucho amor.

Joaquín Yebra,  pastor.

 

Categorías: Año 2014