Nº 1482- 18 de Noviembre de 2012
Dice el libro de Proverbios 25:11: “Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene.”
Esto significa primordialmente que debemos aprender a ser pacientes y misericordiosos en nuestros juicios.
También implica que debemos ser pacientes cuando hablamos, por cuanto Dios en su infinita misericordia nos ha dotado de una sola boca, pero de dos oídos.
El irascible, por el contrario, con sus constantes interrupciones, llega incluso a olvidar lo que tenía que decir.
Dice el viejo refrán que “si insistes en tus palabras, las anularás.”
Seamos, pues, más precavidos con nuestras palabras para que no se queden en nada.
Con razón dice otro proverbio que “al necio se le va la fuerza por la boca”. Por eso es que los mentecatos prometen mucho, pero dan poco o nada, aparte de disgustos.
El sabio, por el contrario, habla poco pero actúa en conformidad con sus proyectos.
Así es como obra nuestro Señor. Escucha la blasfemia y los insultos de los malvados y soberbios que se burlan de lo que desconocen, pero solemnemente guarda silencio, hasta que se colme su medida y actúe contra los insolentes en consecuencia con su Palabra.
La facultad del habla, que nos ha sido otorgada por el Creador, es una de las grandes responsabilidades que se nos han concedido, y que nos diferencian del resto de los seres vivos. Es un altísimo privilegio, pero también un talento del que tenemos que dar cuenta, comprendidas incluso las palabras ociosas que podamos decir.
Pidámosle al Señor que en su misericordia nos dé la gracia de decir las palabras que convienen y que no ofenden para cada situación de la vida.
Hay una manzana de oro con figuras de plata para cada situación y momento.
Mucho amor. Joaquín Yebra, pastor.