Nº 1374– 10 de Octubre de 2010
Esta semana voy a dejaros algunos pensamientos para meditar y reflexionar, que buena falta nos hace:
Abandonemos una mala costumbre, aunque nos haya llegado de seres queridos, pero adoptemos una buena, aunque la hayamos contemplado entre quienes no nos vean con buenos ojos.
Quien carece de paz interior será siempre más sensible a las ofensas. Quien goza de paz en su corazón y en su mente, no será sensible a muchas ofensas.
Pecar es humano, pero perseverar es diabólico. Y quien tira la piedra a lo alto se expone a que le caiga en su propia cabeza.
La mayoría de las veces gastamos más tiempo y energías es esquivar los problemas que en tratar de resolverlos.
Cuando veamos a un hombre bueno, tratemos de imitarlo. Cuando veamos a un impío, examinémonos a nosotros mismos.
La calumnia es hija horrenda de la ignorancia y hermana gemela espantosa de la envidia.
Las montañas permanecen inalteradas aunque parezcan vencidas por la niebla.
La soberbia, la envidia y la avaricia son las llamas de los ánimos airados.
Los conflictos existirán mientras estemos en este mundo. No los provoquemos, tampoco los evitemos cuando lleguen, pero siempre procuremos entenderlos.
Se considera personas puras de corazón las que no se acercan al poder y a la fama; pero quienes pueden estar cerca del poder y la fama sin verse afectadas ni contaminadas, son las puras de todas.
Se considera personas de espíritu elevado aquellas que ignoran cómo conspirar e intrigar; pero todavía más elevado es el espíritu de aquellas que sabiendo cómo hacerlo, renuncian a ello.
La fuerza y la benevolencia son inseparables. Pero si llega el caso de su separación, la fuerza degenerará en violencia y la benevolencia en orgullo.
Dar cuando nos es pedido, puede ser caridad. Dar antes de que nos pidan, puede ser amor.
Guardémonos de quienes nos adulen indebida o exageradamente, porque esos mismos serán quienes nos censurarán injustamente.
Mucho amor. Joaquín Yebra, pastor.