Cada uno ocupando su puesto
2Cronicas: 1-19
Nota: Buscando la Santidad
Preparaos: “Sacrificad luego la pascua; y después santificaos, preparad a vuestros hermanos para que hagan conforme a la palabra del Señor dada por medio de Moisés. 2 Cro. 35:6
Cada uno en su lugar…”no era necesario que se apartasen de su ministerio…porque sus hermanos los levitas preparaban para ellos.” 2 Cro. 35:15
Introducción
Recuerdo un viaje que hice cuando era un poco más joven…acababa 3º de BUP, y junto con mis compañeros nos fuimos a hacer un viaje por Italia, en autobús, recorrimos varias ciudades, Florencia, Pisa, Roma, Venecia, pero antes tuvimos que llegar hasta allí, en autobús…realmente era más joven, mucho más joven. Pero lo que os quería decir, es que en Roma, cuando fuimos al Vaticano, había frente a una puertas unos guardias, que nos hicieron mucha gracia, especialmente a las chicas, estaban vestidos con sus trajes preciosos, rectos, muy rectos, con sus gorros enormes, llenos de florituras…¡¡¡eran tan elegantes!!!…a si que decidimos hacernos fotos con ellos, nos pusimos a su lado y ellos tiesos, firmes, no se movían…sus rostros serios y su mirada al frente que parecía que ni nos vieran. Nos hicimos las fotos y les dejamos allí en su puesto.
1.- Santificaros
Es imprescindible la preparación para cualquier cosa que vayamos hacer…Este guardia del que os he hablado seguro que estaba preparado, pero no solo para aguantar a unas chiquillas que venían a molestarle un poco, sino que debía estar preparado para estar firme en su puesto durante horas, estaba preparado a aguantar el frío, la lluvia, el viento, el abrasante sol…y seguro que estaba preparado para cuando, después de varias horas en estas duras condiciones, tuviera que hacer frente a alguna agresión que sufriera el lugar que estaban defendiendo.
Seguro que esto era parte de su formación y a lo que dedicaba mucha parte de su tiempo.
Los levitas eran personas muy trabajadoras, por lo menos en el texto trabajaron como “cosacos”, de hecho, llevan ellos todo el peso del trabajo.
Y sabemos que preparar una pascua lleva su trabajito, y además en esta pascua, el rey aumenta los deberes religiosos de los levitas, ahora tienen que preparar los alimentos para el pueblo…ya que los sacerdotes están ocupados en sus labores, son los levitas los que se ocupan de atender al pueblo y también de atender a los demás servidores, sacerdotes, cantores y porteros.
Pero para esto hay algo que el rey les dice: “¡santificaros!”, santificaros y después haced lo que tenéis que hacer, es decir preparaos, preparaos para el trabajo que tenéis por delante.
¿Qué es santificar?
Según el diccionario es: Hacer a uno santo. Consagrar a Dios algo. En el AT la santificación es un ritual del culto, conlleva purificación y dedicación, es la consagración al servicio de Dios.
Pero también es un acto moral; este aspecto se enfatiza en el NT y también en la iglesia primitiva.
Los creyentes hemos sido escogidos y llamados para la santificación dice 1ª Tesal. 4:3 “Porque esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación…” “…sin la cual nadie verá a Señor.” (Heb. 12:14). Por ello debemos dejar las pasiones y vivir para hacer la voluntad de Dios como nos dice 1ª Pedro 4: 2 “Para vivir el tiempo que nos queda en la carne, no en las pasiones de los hombres, sino en la voluntad de Dios.”
La santificación pertenece al alma y al cuerpo, y se expresa en hacer el bien: 1Ped. 2:20 “Porque ¿qué de notable hay si, cuando cometéis pecado y sois abofeteados, lo soportáis? Pero si lo soportáis cuando hacéis el bien y sois afligidos, esto sí es aceptable delante de Dios.” Tambien en buenas obras: Juicio a las Naciones en Mateo 25: 31-46
La santificación es la obra de Dios, bueno mayormente del Espíritu Santo, y la entendemos como un acontecimiento que ha sido hecho en nuestras vidas, hemos sido santificados de una vez para siempre como dice 1ª Co 6:11 “y esto erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados, pero ya habéis sido santificados, pero ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y en el Espíritu de nuestro Señor.
Por lo que podemos ser llamados “hegiasmenoi”: los santificados o los santos.
Sin embargo, la santificación se considera también una obra continua y futura… es un presente continuo, es decir es un acto que empezó y que se esta desarrollando en el tiempo presente y que progresa hacia el futuro, dice Apoc. 22:11 “…el que es santo, santifíquese todavía.”
Los creyentes por tanto debemos ser santos y permanecer en santidad y actuar conforme a esta santidad que Dios esta obrando en nosotros.
En la iglesia primitiva, esta doctrina estaba muy presente en cada uno de los creyentes. La santidad es santidad del corazón, y esta santidad les hace actuar como verdaderos hijos de Dios: y esto incluye tanto la disciplina personal como las buenas obras (cuidar de los necesitados y pobres).
Los cristianos de la iglesia primitiva eran muy visibles en el mundo pagano donde vivían y su santidad es la que glorifica y testifica de Dios por medio de su conducta diaria, ¿Tú vida diaria glorifica y testifica de Dios?
Mas tarde en la iglesia griega el concepto de santificación pasa a ser un concepto más del alma y desaparece su aspecto moral, es decir ya no se ve en los actos del día, en la vida práctica de los creyentes… un padre de la iglesia que vivió entre el 395-458 d.C. Teodoro de Ciro define a los santos como una pequeña banda de atletas en el ascetismo (que es una doctrina que prescribe una vida austera, la renuncia a todas las cosas terrenales, a los placeres y la resistencia al dolor), que viven preferentemente en el desierto y que se definen por hazañas de abstinencia…es decir, de lo que hubo nada. En esta época no solo desaparece el término santificación sino su contenido.
…Y así la iglesia va cayendo en decadencia, en la decadencia que conocemos hoy…pero Dios siempre tuvo y tendrá su remanente y mantiene fiel la palabra.
2.- Condición para poder trabajar
Sin embargo, es un mandato de nuestro Dios, sin ella no podemos hacer frente a la vida cristiana y sin ella no veremos a Dios.
En el texto que nos ha servido de base, vemos que los levitas debían santificarse, en este tiempo era un ritual, una ceremonia, pero no solo era eso para Dios, era una preparación para hacer la labor que tenían que hacer, el servicio a Dios y a sus hermanos.
La santificación, como hemos visto, ha perdido su sentido, su esencia, cuando hablas de santificación o de santidad la gente te mira raro, incluso dentro de nuestras iglesias, es un tema que desconocemos y que además si lo nombras eres un bicho raro y te dicen que te crees mejor que los demás.
Para Dios era de suma importancia que desde los sacerdotes hasta el último de los levitas que trabajaba en el templo estuviese purificado, santificado para el trabajo que estaba desempeñando.
Pero desgraciadamente hoy en día venimos delante del Señor como si tal cosa, hacemos los trabajos para Dios y para el pueblo como si los hiciéramos en el mercado del pueblo.
Y yo no digo que tengamos que hace ritos de purificación pero, no creo que por mucho lavarme las manos va ha estar limpia mi vida, como decía Jesús.
Si es cierto que si practicáramos en nuestras vidas la santidad y la búsqueda de la voluntad de Dios podríamos hacer las cosas como a Dios le agrada. Podríamos salir airosos de los problemas, de las malas palabras, podríamos vencer frente a los ataques, podríamos vencer las tentaciones, podríamos tratar a los demás con atención, con cariño, con dulzura.
Hermanos reconozcamos que no practicamos la santificación, que no nos preparamos adecuadamente para los trabajos que tenemos que desempeñar, que los hacemos como sabemos y según nuestras fuerzas… que si hubiese más santidad entre nosotros podríamos hacer los ministerios de la iglesia siempre, aun sabiendo que vamos a recibir coces, malas palabras, ingratitudes, desagrados… pero que en el poder del Señor “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Cuando practicamos la santificación podemos alcanzar todo lo que Dios pone delante de nosotros. Los levitas tenían mucho trabajo, tenían que atender a todo el pueblo, y también tuvieron que atender a sus hermanos los cantores y los porteros de esta manera estos que estaban cumpliendo su ministerio no tenían que dejarlo ya que los levitas les sirvieron a ellos también.
3.- Condición para el éxito
Siempre nos gusta que nos salgan bien las cosas, buscamos el éxito en nuestra vida, buscamos que nos salgan bien lo que hacemos.
Según nos dice el texto, esta pascua que celebraron en tiempos de Josías fue todo un éxito, dice el versículo 18: “Nunca fue celebrada una pascua como esta en Israel desde los días de Samuel el profeta; ni ningún rey de Israel celebró la pascua tal como la que celebró el rey Josías…”
No sabemos si fue porque había mucha abundancia, o porque había mucha organización o porque todos pusieron su empeño para que todo saliera bien. Seguramente fue un poco de cada cosa.
Pero lo que si estoy segura es que todos estaban preparados para hacer la tarea que tenían encomendada: los sacerdotes en sus puestos (v.10), los levitas en el servicio, según sus turnos, los cantores en su puesto para cumplir con el mandamiento del rey y los porteros en las puertas que les correspondían…cada uno en su lugar.
Así es como se avanza, así: Cada uno desempeñando la labor que le ha sido encomendada, esa es la manera en la que las cosas salen a delante, no yo haciendo lo tuyo y tú interponiéndote en mi labor; así lo único que sacamos es confusión, malos entendidos, enfados, tareas inacabadas, etc.
En el templo todo el mundo sabía lo que tenía que hacer, y de hecho estaba advertido por el mismo Dios que nadie debía hacer algo que no le correspondía, dice la palabra que ni siguiera podían entrar a mirar el trabajo de otros. Cada uno centrado en lo suyo.
¿Pasa eso en nuestra iglesia, pasa eso en nuestro medio? ¿Pasa esto en tu lugar de trabajo, en tu casa? Estas tú ocupando el lugar que te corresponde, estas tú haciendo lo que se te ha encomendado, o estás entrando a mirar en el trabajo que no es tuyo, y sabes cuando hacemos esto, cuando nos interesa más lo que hacen los demás que lo nuestro, y como somos humanos, pues juzgamos, -¿Quizás si lo hiciera de esta manera?- o –vaya yo lo haría de esta otra manera, y seguro que lo haría mejor…- y no se cuantas cosas mas… seguro que por eso y conociendo nuestra condición, Dios prohibió estar presente a unos en los trabajos de otros…
Conclusión
Debemos prepararnos cada cual para el trabajo que Dios nos ha puesto delante, y la manera de preparase es buscar la santidad. Somos santos, pero por eso mismo debemos andar y buscar la santidad cada día en nuestras vidas, es la única manera de trabajar como Dios manda y de hacer las cosas bien, es la única manera de permanecer cada uno en su puesto, cada uno en su lugar, pase lo que pase, ocurra lo que ocurra.
Tan sólo si buscamos la comunión con Dios, él nos dará de su santidad, y podremos entonces hacer frente a dificultades, a tormentas, a críticas, a ingratitudes, porque sabremos que lo que hacemos lo hacemos bien y para el Señor. Amén.