Mente sana I
Como sabéis, amados hermanos, la clave para “entender” la mente del Señor es la obediencia a Sus mandamientos, y nunca será otra cosa. 1 Cor 2:16 “Porque ¡quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. Hermanos amados por el Señor a quienes amo también en la Verdad, nosotros no podemos enseñar nada si no es Cristo quien enseña. No podemos instruir a nadie si no es Cristo quien instruye a través de nosotros, Su Mente (no la nuestra) porque no podemos nosotros enseñar nada a Dios, sino que todos aprendemos de Él. Una mente saludable, y mente saludable sólo es la de Cristo, es la que nos lleva a la libertad. Sólo los que están sanos son libres y pueden actuar con libertad, con la libertad gloriosa de los hijos de Dios. El que no tiene una mente saludable no puede ser libre, no es libre, ya que vive atado por la enfermedad de su mente, sus propios razonamientos que le hinchan de vanidad. Pero si tenemos la mente de Cristo, Su Salud, Su salvación nos alcanzará y caminaremos en Su Luz, en Su Verdad. La prosperidad que Dios quiere para nosotros es una prosperidad de mente que se extienda por la salud del cuerpo y la prosperidad en todo lo que hagamos (porque haremos Su Voluntad). La mente de Cristo nos llevará a cuidarnos, a cuidar nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo (templo que ya le pertenece a Dios… Ya no nos pertenecemos porque hemos sido comprados a un precio altísimo: la sangre de Jesús). Cuidemos del cuerpo, con buenos hábitos alimenticios, el equilibrio entre trabajo y reposo, ejercitando nuestro cuerpo tratándolo con firmeza como dice Pablo (golpeándolo para que nos sea útil, poniéndolo en el servicio al Señor) Continuará…