Hablando y cantando con gracia
Hacer lo que el mundo hace nos disuelve, nos narcotiza, nos adormece, nos amarga muchas veces… Sólo Cristo nuestra Luz nos despierta, nos espabila y nos alegra haciendo que nuestras relaciones sean como “coser y cantar” (Ef 5:19 “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales…”) Cuando el pastor Joaquín nos decía a los hermanos que trabajábamos en el reparto de la comida, que lo hiciésemos cantando alabanzas, nos daba un sabio consejo de la Palabra del Señor… pero pocas veces (en aquella época) lo conseguimos. Lo intentamos, pero siempre había alguien que rompía ese Espíritu y el Espíritu levantaba el vuelo y se nos iba al cielo (nunca mejor dicho). Si hablamos entre nosotros no con las palabras del mundo sino con salmos, himnos y cánticos espirituales, el ambiente cambia porque lo llenamos de bendición al Señor, y ésta nos alcanza a todos. Pero para esto es necesario tener el corazón, el ser interior, lleno del Espíritu, lleno de la Palabra, lleno del Señor Jesucristo. O querer estar pletórico del Señor porque lo uno lleva a lo otro, y si me pongo a alabar al Señor, le estoy llamando para que se pose sobre nosotros y se quede a reinar en todos. Es importante cantar y alabar al Señor no sólo con los labios, sino fundamentalmente con el corazón, con la mente, con los pensamientos… lo epidérmico para poco sirve. Pablo no dice de alabar a Dios con las bocas sino con los corazones (Ef 5:19 y Col 3:16). Cuando alabamos a Dios en nuestro interior, echamos fuera todo otro “son” que se nos mete del exterior… Cantando en nuestro interior al Señor experimentaremos grandes victorias contra la tentación y contra los dardos de fuego del enemigo ¡Dios le reprenda! Tenemos que practicar, ejercitar todo ejercicio espiritual. Contamos siempre con la gracia del Señor, con Su favor, con Su ayuda… El Espíritu en nosotros alabará al Padre por medio de Jesucristo… y esto “no de nosotros” como diría Pablo, porque es don de Dios, regalo, gracia del Señor. Por eso en Colosenses Pablo matiza: “cantando con gracia en vuestros corazones al Señor” (Col 3:16).
Allí la gloria del Señor se va a manifestar con toda su bondad, misericordia, generosidad, perdón, restauración…
¡Alabemos a Dios en toda ocasión!
Pastor Antonio Martín Salado