¿Qué tienes en tu Corazón?
Último capítulo de esta serie que empezamos hace unas semanas preguntando ¿Qué tienes en tu mano? luego ¿en tu cartera, en tu mente?
Hoy preguntamos ¿Qué tienes en tu Corazón?
Realmente todas las preguntas que nos hemos estado haciendo hasta ahora se podrían resumir en esta, la última de la serie: ¿Qué tienes en tu corazón, tu alma, tu cuerpo, que tienes en ti?
Es una pregunta vital para cualquier cristiano, lleves el tiempo que lleves en la iglesia. Realmente todos los días de nuestra vida debemos hacernos esta pregunta, este examen.
No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas.
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Lucas 6:43-45
El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas.
Mateo 12:35
Dios nos da todo lo bueno que tenemos, también las cosas buenas que hay en nuestro corazón, pero lamentablemente estas coexisten con los restos del hombre viejo, el hijo de pecado.
El corazón es ese árbol del que depende que fruto damos. Si lo que tenemos en nuestro corazón es bueno, entonces el fruto que daremos también será bueno y viceversa. ¿Qué podemos hacer para que nuestro corazón esté lleno de cosas buenas? Parece sencillo: sacar las malas que están dentro e impedir que entren más. La palabra nos enseña que es lo que sale del corazón del hombre lo que contamina al hombre, pero también es cierto que el hombre viejo sigue con sus apetitos y quiere ser alimentado ¡No debemos consentirlo!
El requisito para que el corazón de buen fruto es guardar la Palabra de Dios. En las palabras de Dios se encuentra la vida.
Puesto que ahora el fruto que damos depende del tesoro que tenemos en nuestro corazón y debido a que el buen fruto solo lo da aquel el cual guarda la Palabra de Dios en su corazón, podemos concluir que cuando la Palabra de Dios nos dice que debemos de guardar nuestros corazones por sobre todas las cosas, no significa que debemos de guardar el tesoro malo que pudiera haber ahí. Ese deberíamos eliminarlo y en su lugar deberíamos tener cuidado de colocar siempre el buen tesoro que es capaz de dar fruto bueno, fruto de VIDA: La Palabra de Dios.
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.
He anunciado justicia en grande congregación; He aquí, no refrené mis labios, Jehová, tú lo sabes. No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; He publicado tu fidelidad y tu salvación; No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea. Jehová, no retengas de mí tus misericordias; Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
Sal 40:8-11
Debemos desterrar todas las tendencias pecaminosas pero hay una que la palabra menciona particularmente.
Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran.
1 Tim 5:13
No seamos Perezoso por ninguna excusa, en la situación en la que estamos ahora mismo la tentación de caer en la pereza es muy grande ¡Todo el día en casa, sin nada que hacer…!
El perezoso no ara a causa del invierno; Pedirá, pues, en la siega, y no hallará.
Pro 20:4
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Pro 6:9
Pero quizás no seamos perezosos en las cosas terrenales y si en las cosas de Dios.
A veces podemos pensar que obedecer a Dios implica tener una actitud pasiva y contemplativa y no es así, obedecer es seguir el camino de Cristo y edificar su obra, en nosotros y en lo que nos rodea. Es cierto que hay muchas veces que Dios nos dice que esperemos en Él pero también hay muchas ocasiones en que nos impulsa a dar el primer paso, y también los siguientes.
Os invito a que leáis por vuestra cuenta 2 Pedro 1:3-15 donde nos anima claramente a ser diligentes pero veamos en especial el versículo 5 y el 8:
5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
2 Pedro 1: 5 y 8
Todas estas cosas vienen de Dios pero la Palabra nos dice añadid vosotros.
Leed también vosotros solos Efesios 4: del 1 al 16.
Todos estamos llamados a participar de la obra de Dios. Y esa obra empieza en cada uno de nosotros, si no somos diligentes para que nuestro corazón pueda dar buen fruto difícilmente la Iglesia podrá darlo, o tendrán que hacerlo las piedras.
¿Qué tienes? Mírate las manos la mente la cartera, todo tú si no consigues encontrar lo que Dios te ha dado no seas perezoso, ponte a buscarlo.
Que Dios os bendiga.