¿Por qué somos cristianos evangélicos bautistas?
A la pregunta «¿Por qué sois cristianos?» todos los bautistas daríamos respuestas idénticas al resto de nuestros hermanos evangélicos en las diversas denominaciones: «Porque hemos tenido un encuentro personal con Jesucristo, quien para nosotros es nuestro Señor y Salvador personal y todo suficiente.» Actualmente, la pertenencia a una u otra denominación evangélica depende en muchos casos de razones sociales. Puede fácilmente darse el caso de haber nacido y crecido en el seno de una familia bautista, o haber accedido a la membresía de una congregación bautista por haber recibido el Evangelio a través del testimonio de amigos, vecinos, compañeros o parientes que pertenecían a una iglesia bautista. En muchas ocasiones, el factor determinante ha sido la proximidad de una congregación o la cálida acogida de que fuimos objeto. Miles de cristianos evangélicos en el mundo experimentaron el nuevo nacimiento de la regeneración al recibir a Jesucristo como Señor y Salvador personal en iglesias bautistas, y ahora son miembros de congregaciones pertenecientes a otras denominaciones, y a la inversa.
Para otros hermanos, la respuesta tiene un sentido de mayor profundidad, pues la pertenencia a una iglesia bautista puede tener raíces teológicas de mayor calado, así como principios históricos y convicciones personales. En el pasado, y en algunas sociedades hasta nuestros días, la decisión de adherirse a una iglesia minoritaria y libre, como las bautistas, ha representado persecución, riesgos y peligros, además de las molestias que dimanan de una postura religiosa impopular, sea por cuestiones de ignorancia o por enfrentamiento y denuncia de posiciones político-religiosas contrarias al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
Los cristianos evangélicos bautistas reconocemos el señorío de Jesucristo como sola y absoluta autoridad en todas las cuestiones de fe y práctica, y creemos que el camino principal por el cual Dios se da a conocer es la Biblia o Sagradas Escrituras. Una sorprendente característica de la historia de los bautistas es el hecho de que grupos de cristianos distantes e inconexos en el tiempo y en el espacio estudiaran las Sagradas Escrituras y llegaran a un mismo entendimiento del significado de la iglesia y del bautismo de los creyentes. Estos grupos, surgidos en diferentes épocas y lugares, han mantenido sus propias características y tradiciones, conservando, al mismo tiempo, los elementos fundamentales de su fe y principios.
El énfasis en la autoridad de Jesucristo, según el Espíritu Santo revela en las Sagradas Escrituras, ha sido el fundamento para que los bautistas no hayamos instalado a individuos en posición de autoridad sobre la iglesia. Antes bien, hemos mantenido y mantenemos que cada iglesia local goza de libertad, bajo la dirección del Espíritu Santo, para estudiar las Sagradas Escrituras e interpretar la mente de Jesucristo en cada situación determinada, y para actuar consecuentemente en conciencia. De ahí que la asamblea cristiana, es decir, la reunión de los fieles que buscan juntos la dirección del Señor por medio de su Santo Espíritu, sea el lugar donde el pueblo de Dios toma sus decisiones. No existe, pues, ningún estamento superior ni más importante para los bautistas que la iglesia local.
Por nuestro entendimiento del real sacerdocio de todos los fieles, es decir, de todos los redimidos por la sangre de Jesucristo, y asociados bajo pacto como iglesia local, los bautistas ordenamos a «pastores» y «ministros», en lugar de ordenar a «sacerdotes». Valoramos y respetamos a aquellos hombres y mujeres llamados, formados y apartados para el pastorado y otros ministerios, pero no les vemos fundamentalmente diferentes a los demás miembros de la iglesia, por cuanto todos los fieles tenemos nuestra parte en el desempeño del ministerio del pueblo de Dios.
Nuestras iglesias valoran la libertad e independencia como elementos fundamentales para el desarrollo de la responsabilidad de los cristianos, pero también creemos que hemos de desarrollar la interdependencia entre las mismas. De forma voluntaria, constituimos asociaciones de iglesias en ámbitos locales, comarcales, naciones y supranacionales. Nuestra Comunidad Cristiana Eben-Ezer de la Villa de Vallecas es miembro de la Comunidad Bautista de Madrid, así como de la Unión Evangélica Bautista Española. Ésta, a su vez, es miembro de la Federación Bautista Europea, la cual, por su parte, es miembro constituyente de la Alianza Bautista Mundial, en cuyo seno estamos asociados unos 44 de los más de 110 millones de bautistas en el mundo.
Nuestras características bautistas más destacadas son:
- La fe cristiana evangélica –«Sola Gracia, Sola Fe y Sola Escritura»– con énfasis en el compromiso personal, la dependencia de las Sagradas Escrituras, y el derecho personal a responder libremente al Evangelio.
- El concepto de iglesia como asamblea de fieles que forman una comunidad vinculada espiritualmente a Jesucristo como único Señor, Salvador y Cabeza, y los unos a los otros como hermanos amados.
- El trabajo misionero como obra que somos impulsados a realizar llevando el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo de hecho y de palabra.
- La práctica de la entrega generosa y responsable como primordial fuente de financiación de la iglesia, libre de toda dependencia del estado secular.
- El énfasis en la libertad: El derecho a la libertad de toda esclavitud y opresión, de la ignorancia y de la pobreza, y muy especialmente la libertad de conciencia; es decir, el derecho a la libertad religiosa para todos, comprendido el derecho a ser una iglesia libre.
- El sentido de la interdependencia, por el que los bautistas de diferentes énfasis y tendencias nos sentidos llamados por el Espíritu Santo a trabajar juntos en la extensión del Evangelio a todos los pueblos y naciones.
- La necesidad de ser creyentes fieles y consagrados al Señor, viviendo vidas santas en cuanto pensamos, hablamos y hacemos.
Pr. Joaquín Yebra.