Nº 1.787 – 30 de Septiembre de 2018
“Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos. Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré.” (Hebreos 10:14-16)
El Espíritu Santo remacha lo mismo como el Testigo: testificando que la única ofrenda de Jesucristo hizo perfectos a los santificados. Esta es la verdad suprema, la maravillosa gracia y la buena noticia: el evangelio. Cuando no queremos creer esta verdad, comienza la huida, el alejamiento de Dios. Puede haber incluso tremendas ataduras de oscuridad que intenten separarnos de recibir esta verdad. El maligno siempre intentará sacarnos del lugar de la predicación de la Palabra del Señor; porque sabe que la locura de la predicación es utilizada por el Señor para derribar toda barrera y salvar a la persona. Nunca dejes de congregarte por ningún motivo. Sacarte del cuerpo de Cristo es la obra del enemigo.
“Añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.” (Hebreos 10:17)
El Espíritu Santo suma diciendo que el Señor olvida los pecados confesados y abandonados. Es necesario dejar atrás el pecado. ¿Cómo va a olvidar el Señor nuestro pecado si continuamos en la práctica del mismo? No puede haber perdón si no hay confesión y genuino arrepentimiento. El pecado no es más fuerte que el Señor. Con su ayuda lo podemos ir abandonando todo. Sea lo que sea porque el Señor ya nos ha liberado. Agarremos la cuerda de amor del Señor para que nos saque a flote, a la superficie y podamos por fin respirar tranquilos.
“Pues donde ha remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.” (Hebreos 10:18)
El Señor nos ha rescatado. Hecho está. Es una acción consumada para Dios. Ahora tenemos libertad para decir no a la práctica del pecado y decir sí a los mandamientos del Señor. Ya depende de mí ahora. El Señor ya ha hecho su parte del pacto. Ahora te toca a ti hermano. Da los pasos de fe hacia delante que te pide el Señor. Él te ha capacitado en la mente y en el corazón. Deja atrás el pecado. Con la fuerza de Jesús lo lograrás. Amén.
Pastor Antonio Martín