Nº 1.696 – 1 de Enero de 2017
Hoy comienza un año nuevo. En realidad, todos los días son un año nuevo respecto a ese mismo día un año atrás.
Por eso es que siempre he dicho que cada día nuevo es mi cumpleaños.
Hoy he cumplido un año respecto a este mismo día un año atrás. Y mañana, si Dios me da vida, diré lo mismo.
Hoy es un nuevo día en el que tenemos la oportunidad de hacer las cosas de otra manera.
Hoy podemos renovarnos y transformar nuestra vida; hoy podemos empezar de nuevo.
Solamente a los seres humanos, en cualquier amanecer, Dios nos ha otorgado la capacidad de darle un giro total a nuestra historia.
Hoy es el primer día del resto de nuestros días; un día totalmente diferente.
Nunca hubo un día como hoy, ni lo volverá a haber jamás.
Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en el Señor de este día y de todos los días.
Es un regalo que se nos concede para que los aprovechemos y lo disfrutemos.
Este día no volverá más; seguramente vendrán otros días, pero serán otros, distintos, diferentes, únicos e irrepetibles, como éste.
Hemos, pues, de aprovechar esta oportunidad única que se nos ofrece.
Si eres niño, vívelo como niño; si eres joven, vívelo como joven; si eres adulto, vívelo como adulto; y si eres anciano, vívelo como tal.
Cada momento de la vida se nos otorga para que lo vivamos en su novedad y riqueza. Guarda la identidad de tu edad y vive en plenitud la etapa en que te encuentras, sin miedo de pasar a la siguiente.
Pero sobre todo, mucho amor. Joaquín Yebra, pastor.