Nº 1341– 21 de Febrero de 2010
Dios es Amor, y amar nunca es barato, pero siempre crea vida. El mundo se esforzará por tratar de convencernos de que las mayores fuerzas del universo son el dinero y el poder. Pero el Buen Dios nos ha demostrado que la mayor fuerza del universo es el amor, su amor, el amor que excede a todo conocimiento.
El amor de Dios que nunca falla, que nos perdona para que podamos perdonar… Que nos ama para que podamos amar… Y que nos derrama su superabundante generosidad para que podamos ser generosos.
Hay un halo de luz y de gozo siempre en torno a quienes practican el perdón.
Hay un espíritu radiante en quienes hacen del perdón una práctica que ablanda, que limpia, que alegra, que descansa, que, en definitiva, humaniza.
Recapitulemos: Para poner en práctica el perdón debemos primeramente asumir que siempre habrá cosas que nosotros no podamos cambiar y circunstancias que no podamos evitar. Pero nuestra actitud sí que podremos alterar frente a dichas situaciones.
En segundo lugar, debemos reconocer que siempre tendremos diferencias y discrepancias entre nosotros, pero eso no será impedimento para amarnos, si verdaderamente Jesús está en nuestro medio por la bendita Persona del Espíritu Santo.
Y en tercer lugar, que la resolución creativa de las diferencias es un acto de amor, por cuanto sólo el amor puede cubrir pecados y triunfar sobre el juicio.
Tú puedes, en este día y hora, tomar la decisión de perdonar, de amar, de gozar de la alegría inmensa del perdón y del amor.
Mucho amor.
Joaquín Yebra, pastor.